El jueves pasado fue el cumpleaños de mi madre y tenía en mente hacer un layer cake (tarta de capas) con una combinación de sabores muy armoniosa. Sin embargo, y como va siendo habitual, no pude hacerlo porque no me encontraba muy bien, así que tuve que cambiar mis planes. Tuve que pensar en algo sencillo y recordé que una de las cosas que más le gusta a mi madre es la tarta de queso. Al fin y al cabo es de gustos sencillos, pero no podía ceñirme simplemente a una tarta de queso básica. Me he dado cuenta a que rara vez no siento la imperiosa necesidad de retarme a mi mismo y esta vez no iba a ser distinto.
Hacía tiempo que había leído que la tarta de queso japonesa tiene una textura muy peculiar que combina de forma excepcional la textura de un tierno bizcocho, la de una tarta de queso y la de un solfee, una combinación sin duda maravillosa. No obstante, un fallo en el montado de las claras o un batido excesivo de la crema de queso para untar y todo se iba al traste. No sin cierto nerviosismo -pues no puedo permitirme hacer varias pruebas- me dispuse a hacerlo. Afortunadamente, el resultado fue satisfactorio y le di mi toque personal espolvoreando cada mini tarta con un poco de ralladura de cítricos, que a mi madre le encanta.
Daría paso ya a la receta, pero antes debo pediros disculpas. Tenía pensado acompañar esta receta de mi primer vídeo tutoría, pero no sería honesto si lo hubiera subido, ya que no se ceñía a los criterios de calidad que busco en cada cosa que hago. Mi casa es muy poco luminosa y la calidad del vídeo se vio mermada. Espero poder solucionarlo pronto y poder traeros los vídeos que tengo en mente.
Pese a todo, espero que os guste esta receta. Si tenéis cualquier duda, no dudéis en comunicármela. Podéis dejarme vuestras dudas tanto en los comentarios como haciéndomelos llegar a través del formulario de contacto que podéis encontrar en la pestaña "Contacto".